viernes, 10 de abril de 2020

Una breve historia de El Badall de Gràcia


La revista El Badall de Gràcia se gestó en unas reuniones que hacíamos unos cuantos compañeros en el patio de la Bodega Martínes, en la calle Ramón y Cajal 12, del barrio de Gràcia. José Luis Martínez fue el incitador del proyecto, un activista político de antes de la transición; Jordi Dodero, un “teatrero” de toda la vida;  Luis Ángel Fernández, un periodista “malagueño” que venía de Londres después de vivir los últimos momentos de Allende en Chile; Evelio Gómez, un ilustrador y activista del movimiento ecologista y otro José Luis (Alastruey), que venía del mundo de las artes gráficas.

Las discusiones nos hicieron constatar la ausencia de periodismo de proximidad, periodismo de barrio, sobre todo en un barrio que reclamaba su independencia en aquellos años (y nosotros suscribimos). Entre copas de buen vino y muchas charlas, creamos unos mínimos esbozos del proyecto, una revista con parecidos a las revistas satíricas de la Barcelona de principios del siglo XX. El referente, La Campana de Gràcia; el badajo de la campana dio paso al bostezo profundo con la "campanilla" sobresaliente, que como explicó el periodista Josep Maria Espinàs, no era un bostezo de aburrimiento sino un bostezo de grito y de denuncia, un personaje al estilo revista "Cu-cut", "barretina" y de “gueule ouverte” al estilo de una revista ecologista francesa, acompañado de una imagen humanizada del campanario de la plaza de la Villa. Unas secciones fijas, una demanda de colaboración abierta a todo el barrio, y con publicidad del pequeño comercio, aunque también las Cajas colaboraron con sus anuncios. Una tirada de 10.000 ejemplares, a dos tintas, 16 páginas, salida quincenal, impreso en varios talleres. Una distribución puerta a puerta, entidades y asociaciones, y también en los bares y en los quioscos del distrito. Las secciones eran, “Dentro de Gràcia” (Gràcia endins), que recogía las actividades del centenar de entidades del barrio; “Bostezando por Gràcia” (Badallant per Gràcia), un recorrido por las bibliotecas, teatros, cines , bares, galerías de arte, etc; “El bolsillo de gràcia”, una guía para adquirir, intercambiar, alquilar y vender todo tipo de productos… y una finalidad, GRÀCIA comunidad social, histórica y humana. La publicidad era el tercio del contenido de El Badall de Gràcia.

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00 EL BADALL DE GRÀCIA
El número cero salió durante las fiestas de Gràcia de 1979; eran cuatro páginas y una declaración de principios. La acogida del primer número fue espectacular, la sátira y los comentarios acompañados de recortes de historia del barrio, así como un manifiesto por la independencia de Gràcia de la ciudad de Barcelona, descubrió a muchos vecinos de Gràcia una realidad que desconocían.

La portada siempre con una ilustración firmada por Helios (Evelio Gómez), una editorial sobre el tema tratado gráficamente y unas secciones que se ampliaron a medida que se incorporaron nuevos colaboradores. Así fueron apareciendo “Recortes históricos de la Villa” (Retalls històrics de la vila de Gràcia), repaso histórico de las calles y plazas de la villa; “Destape Político”, comentarios sobre la actualidad; “Crónicas de la frontera”, una visión de las cosas que pasaban fuera de nuestro territorio; una sección de “Cartas” cada vez más extensa; “Bostezar de hambre” (Badallar de fam), una sección gastronómica; y “Bostezar por bostezar” (Badallar per Badallar) actividades de barrio y de la ciudad, con pasatiempos y “Babau”, una tira cómica. Un lenguaje directo, en catalán y castellano, al principio con algunos errores ortográficos, aunque después mejoró con las correcciones de Miguel, un nuevo colaborador.

En los diversos números se habló de temas relacionados con las carencias que teníamos en Gràcia, del nuevo Estatuto de Cataluña, de la vieja política y de la fragilidad de la emergente democrácia, de las castañeras, de la Navidad y de los Reyes, del consumo, del recuperado carnaval, del deporte, del 1r de mayo y la lucha de los trabajadores, del fascismo asesino. todavía activo en el país, de las carencias de una transición que no hizo la ruptura con el franquismo, la especulación, la represión y la carencia de libertad de expresión, incluso se habló de la independencia de Gràcia; todos estos temas fueron portadas en la revista de El Badall de Gràcia, junto con las secciones habituales y otros temas. Todos los temas aderezados con sentido del humor aunque con un trasfondo de seriedad. El contraste con El Carrer Gran, la otra revista que convivió en el barrio con El Badall de Gràcia, era en el tratamiento de los temas y la intención por parte de El Badall de Gràcia de ser independiente de los poderes políticos. 

Querría explicar una anécdota de marzo de 1980, que refleja el talante de El Badall de Gràcia. Convergencia Democràtica de Catalunya nos invitó a una exposición sobre el humor gráfico de principios del siglo XX; la Expo se hizo en sus locales de la calle Asturias y el conferenciante era el historiador Josep Maria Ainaud de Lasarte; al finalizar pidió hablar con nosotros y nos sugirió que en aquellos momentos de recuperación de las instituciones democráticas no era bueno hacer broma sobre estos temas.

Editamos un par de números extras (dobles), para Sant Medir y para Sant Jordi. Un pequeño facsímil infantil denominado El Badallet. Carteles, calendarios, pegatinas y materiales publicitarios, todo servía para la promoción de El Badall de Gràcia, incluso, aprovechando que en la plaza del Diamant se hacía un entoldado para los feriantes de Reyes, alquilamos el espacio junto con la asociación de vecinos de Gràcia y durante cuatro días, Gràcia tuvo la mejor programación de actividades culturales del momento. 

La pequeña fiesta de invierno se inauguró con un pasacalles de els Comediants, baile con la Orquesta Plateria, teatro con La Xus Estruc, haciendo de pescadera, cabaret, música clásica, faquires, payasos (Germans Poltrona), títeres con Marduix titelles, cine y otras actividades. Una programación para todo el mundo. El resultado fue un fracaso de público, los vecinos de Gràcia nos dieron la espalda, suerte que el fin de año, en una noche de locos casi pudimos recuperar la inversión, y así poder pagar las deudas de los días anteriores; esto fue un “tour de force” para reavivar la publicación, pero las ventas no cubrían los gastos y como no recibíamos ninguna subvención, se perdieron las ganas y el proyecto llegó a su fin. En el cajón se quedaron otros proyectos frustrados, una revista “publicitaria” y comercial denominada El cistell de Gràcia, con un eslogan para todo el mundo, “guiris” incluidos: Gràcia, una ciudad dentro de la ciudad.


Aunque la distribución y la venta eran importantes –de algunos números se llegaron a vender más de 8.000 ejemplares–, la revista casi siempre fue deficitaria; aparte de los gastos de producción, los redactores, dibujantes y maquetador no cobraron nada; el departamento de publicidad cobraba una comisión y los que la vendían se llevaban el 50%. Aún así se llegó a los 18 números, nueve meses de embarazo que nos llevó a un parto frustrado y al cierre de la revista.


Hemeroteca de El Badall de Gràcia

Este blog hace un repaso a la trayectoria de El Badall de Gràcia, una revista de periodismo de proximidad, un recuerdo que se podrá visionar poco a poco en formato PDF, junto con algunas anécdotas y otros materiales que complementarán la historia de este documento gráfico. 

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